En lo que respecta al conductor la maniobrabilidad en la carretera se mide sobre todo por la medida en que el vehículo responde a las acciones del conductor. Todo debe funcionar sin problemas, con coherencia y sin sorpresas.
Para los fabricantes de automóviles, la maniobrabilidad en la carretera es uno de los principales aspectos del rendimiento. Vinculado a la seguridad y al placer de conducir, el rendimiento en este ámbito es un factor decisivo para la homologación de los neumáticos. De hecho, es una de las actuaciones más comentadas por los profesionales (líderes de opinión y en eventos de prensa), así como por los conductores.
El desarrollo de la maniobrabilidad es especialmente complejo, ya que depende de una serie de factores de tres niveles diferentes, a saber:
• el vehículo (geometría y distribución del peso),
• los elementos que intervienen en el contacto suelo/vehículo (neumáticos, dirección y suspensión),
• los sistemas de asistencia a la conducción (control de estabilidad y eje de dirección).
El neumático desempeña un papel fundamental en la maniobrabilidad de la carretera, ya que al final de la cadena asegura la transmisión de los esfuerzos entre el vehículo y el suelo para mantener la trayectoria definida por el conductor.
El rendimiento de la maniobrabilidad de los neumáticos se evalúa mediante una serie de tests (objetivos y subjetivos, sobre suelo seco, suelo mojado y sobre máquinas).
La maniobrabilidad en la carretera se puede reparar en su mayor parte haciendo una geometría. Pero en caso de un gran impacto, las partes mecánicas del vehículo pueden verse afectadas y dañadas.