La ventaja de este sistema es que te avisa automáticamente de la presión de tus neumáticos. Entonces puedes pensar que no tienes que ir a la estación de servicio cada mes porque el TPMS está ahí para indicarte cuándo hay que volver a inflar los neumáticos. Pero eso no es lo que recomendamos.
El TPMS tiene un inconveniente: sólo se activa cuando tus neumáticos han perdido el 20% del aire, lo que supone una media de 0,4 bares.
¿Por qué es un problema?
Porque se considera que con este nivel de presión el neumático ya está subinflado y se sabe que un neumático subinflado provoca un desgaste prematuro.
Si tu neumático se desgasta prematuramente, habrá que sustituirlo antes de lo previsto. Eso significa costes adicionales.
Por muy práctico que sea este indicador, se recomienda comprobar la presión de los neumáticos una vez al mes para evitar tener que sustituirlos antes de tiempo.